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jueves, 11 de diciembre de 2014

Del trabajo de manos

¿Qué significa realmente 'Labora'?
                            Del capítulo XLVIII de la Regla de San Benito
 
"La ociosidad es enemiga del alma, y por esto, a tiempos deben ocuparse los monjes en la labor de manos, y a tiempos en la lectura de cosas santas. Por tanto juzgamos del caso arreglar estos dos tiempos de la manera siguiente:
Desde Pascua hasta el catorce de septiembre, saliendo de Prima trabajarán desde la primera hora del día hasta cerca de la hora cuarta en lo que sea necesario. Desde la hora cuarta hasta cerca de la sexta se ocuparán en la lección. Después de sexta, en levantándose de la mesa, descansarán en sus camas, guardando un sumo silencio, y si alguno quisiere leer, lea de modo que no inquiete a otro. Dígase la Nona más temprano, esto es en el promedio de la hora octava, y volverán otra vez a trabajar hasta la hora de Vísperas.
Si la situación o pobreza del monasterio les obligase a coger por si las mieses, no se contristen, porque entonces serán verdaderamente monjes si vivieren del trabajo de sus manos, como nuestros Padres y los Apóstoles; pero hágase todo con moderación por los de poca robustez.
Desde primero de octubre hasta principio de Cuaresma, se ocuparán los monjes en leer hasta el fin de la segunda hora: entonces se dirá Tercia y después trabajarán todos en lo que se les mandare hasta la hora de Nona. En oyendo la primera señal para Nona, dejará cada uno su labor, y estarán prontos para cuando se haga la segunda señal. Después de comer se ocuparán en leer, o estudiar salmos. En los días de Cuaresma, desde por la mañana hasta el fin de la hora de Tercia, será la lectura su única ocupación, y trabajarán después hasta la décima hora en lo que se les mandare. Al principio de Cuaresma se dará a cada monje un libro de la Biblioteca, el cual han de leer por orden y enteramente . Téngase gran cuidado de nombrar uno o dos monjes ancianos que anden la cerca por todo el monasterio en las horas en que los monjes están en la lección, y observen si hay acaso alguno perezoso que se esté mano sobre mano, o entreteniendo en bagatelas y poco atento a la lección, y que no solo se daña a si, sino que divierte a los demás. Y si por ventura hubiere alguno (Dios no lo permita) que incurra en semejante defecto, repréndasele hasta dos veces, y no enmendándose, aplíquesele el castigo regular, de modo que los demás escarmienten. Ningún monje se junte con otro a horas intempestivas.
El domingo se ocuparán todos en lección, excepto los que tuvieren ocupaciones particulares. si hubiese alguno tan flojo y perezoso que no quiera o no pueda meditar ni leer, ocúpese en alguna obra de manos para no estar ocioso. A los enfermos, o delicados se les señalarán ejercicios proporcionados a su flaqueza, de modo que ni estén ociosos, ni la violencia del trabajo les oprima tanto que se vean precisados a dejarlo; cuya indisposición tendrá presente el abad."

                                              PAX

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