El próximo día 8, se celebra la Inmaculada Concepción, fiesta muy popular y arraigada en nuestra tierra, pero, ¿sabemos realmente qué es el dogma de la Purísima?
Este dogma establece que María fue concebida sin mancha de pecado original,es decir, que desde el primer instante de su concepción estuvo libre de todo pecado. Este dogma fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de Diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus.
No debe confundirse esta doctrina con la de la maternidad virginal de
María,en la que Nuestro Señor fue concebido por obra y gracia el Espíritu Santo.
Dios preserva a María libre de todo pecado, y aún más, libre de toda mancha, en atención de que Ella iba a ser la madre de Jesús, Dios hecho hombre.
Se reafirma entonces la expresión "llena eres de Gracia" Gratia Plena, contenida en el Saludo del Arcángel Gabriel y recogida en el Ave María, por tener la Gracia de Dios.
Recemos pues a Nuestra Madre Inmaculada, vamos a prepararnos para esta solemnidad para Ella nos cuide y nos proteja.
Tú, que
"aplastas la cabeza de la serpiente", no permitas que cedamos.
No permitas que nos dejemos vencer por el mal, sino que haz que nosotros mismos venzamos al mal con el bien.
Oh, , Tú, victoriosa en tu Inmaculada Concepción, victoriosa con la fuerza de Dios mismo, con la fuerzas de la gracia.
Mira que se inclina ante Ti Dios Padre Eterno.
Mira que se inclina ante Ti el Hijo, de la mima naturaleza que el Padre, tu Hijo crucificado y resucitado.
Mira que te abraza la potencia del Altísimo: el Espíritu Santo, el Fautor de la Santidad.
La heredad del pecado es extraña a Ti.
Eres "llena de gracia".
Se abre en Ti el reino de Dios mismo.
Se abre en Ti el nuevo porvenir del hombre, del hombre redimido, liberado del pecado.
Que este porvenir penetre, como la luz del Adviento, las tinieblas que se extienden sobre la tierra, que caen sobre los corazones humanos y sobre las consciencias.
¡Oh Inmaculada!
"Madre que nos conoces, permanece con tus hijos".
Amén.
No permitas que nos dejemos vencer por el mal, sino que haz que nosotros mismos venzamos al mal con el bien.
Oh, , Tú, victoriosa en tu Inmaculada Concepción, victoriosa con la fuerza de Dios mismo, con la fuerzas de la gracia.
Mira que se inclina ante Ti Dios Padre Eterno.
Mira que se inclina ante Ti el Hijo, de la mima naturaleza que el Padre, tu Hijo crucificado y resucitado.
Mira que te abraza la potencia del Altísimo: el Espíritu Santo, el Fautor de la Santidad.
La heredad del pecado es extraña a Ti.
Eres "llena de gracia".
Se abre en Ti el reino de Dios mismo.
Se abre en Ti el nuevo porvenir del hombre, del hombre redimido, liberado del pecado.
Que este porvenir penetre, como la luz del Adviento, las tinieblas que se extienden sobre la tierra, que caen sobre los corazones humanos y sobre las consciencias.
¡Oh Inmaculada!
"Madre que nos conoces, permanece con tus hijos".
Amén.
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